Dos clubes históricos, dos formas de entender el juego y la vida, se enfrentaban en Abu Dabi por la gloria definitiva. Estudiantes tenía un solo enemigo para entrar al reino de los elegidos, pero el Barcelona no sólo se veía las caras contra un rival dispuesto a dar sangre, sudor y lágrimas, sino también contra el oponente más hambriento de fracasos ajenos: la Historia misma.
Los de Pep Guardiola llegaban a la gran final con la misma humildad de siempre pero con la ambición competitiva de ser el único equipo en lograr el milagro de seis títulos una misma temporada. Perdrito ya estaba dentro de la jaula dorada y esperaba ansioso a sus compañeros. Mirándole fíjamente a la cara, el León y la Brujita Verón, convencidos, como lo marca el ADN argentino, de la victoria final.
Imposible no emocionarse ante la apuesta previa de dos representantes fieles de sus propias convicciones. En este sentido, la honradez y el respeto por la historia de ambos conjuntos estaba asegurada. Dos escuelas, un mismo objetivo, dos postulados, una misma ambición. Todo eso recorría nuestra sangre cuando la pelota comenzó a rodar y todo comenzó a gestar la dinámica de lo impensado.
Eso sí, Pep incluyó a Keita en la medular para tener una apuesta más desde atrás en cuanto a la llegada por sorpresa y volvió a confiar en Henry por encima de Pedrito. Sus razones tendrá Guardiola pero se nos antoja algo injusto para el tinerfeño, analizando todo desde fuera. Pues bien, dicho esto, el Pincha no salió asustado a pesar de la iniciativa del Barça y un pase de Verón casi termina en gol de Enzo Pérez. Los argentinos estaban muy concentrados y peleando el partido con sus armas, las que tenían. Al Barça, como siempre, le costaba meterse en el partido. El Barcelona respondió rápidamente gracias a un gran taconazo de Ibra para Xavi que, pecando de generoso, no remató la jugada y metió un pase atrás para un compañero que nunca llegó. El sueco estaba en el campo y era una muy lamentable noticia para los platenses. Aún así, el trámite era igualado desde el sufirmiento y ventajoso para los catalanes desde la posesión. El partido no tená un claro dominador y los argentinos parecían neutralizar el fútbol del campeón español. Sin embargo no llegaba a la portería de Valdés y a este ritmo íbamos a un empate cerrado, aún siendo pronto para afirmarlo. El partido estaba en el terreno planteado por Estudiantes: espeso, sucio y con nada de ritmo. El árbitro mexicano Benito Archundia, además de comportarse como un chulo barato de barrio, no entendía qué equipo intentaba jugar e incluso llegó a sacar amarilla a Messi por tirarse ante una clara falta de Verón. Dicho esto y sin que sirva como excusa, Braña y Verón cortaban en el medio con la inestimable ayuda de unos centrales que achicaban a sus espaldas. Xavi no la olía, Messi ausente y Henry no aportaba nada. El partido estaba para que una jugada de estrategia abriera el marcador mientras se escindía la primera parte y Archundia se tragaba un penalti de Albil a Xavi grande como una catedral, por penalti y por roja al portero. Un árbitro de segunda fila impartiendo justicia, eso es lo que entiende por democracia la FIFA en su particular guerra con la El descanso fue más largo para Guardiola, que aprovechó hasta el final para dar indicaciones. Pep, con un claro Plan B, mndó a Pedrito por un apagado Keita y El Barcelona estaba muy bien y el 4-2-1-3 propuesto por Guardiola comenzaba a encerrar a Estudiantes, que no tenía el balón ni podía cortar el ritmo del Barça. Sólo faltaba que entrara en juego Messi para profundizar aún más. Henry e Ibra llevaban el peso del ataque y Xavi y Busquets jugaban con mayor continuidad. El Barça apretaba y, salvo contra demoledora de los argentinos, se respiraba el empate blaugrana. El gol no caía pero el Barcelona llevaba todo el peso del partido con un Ibrahimovic saliendo del área y jugando como un segundo enganche. Pedrito lo tuvo pero no remató, Henry ganaba su duelo a Clemente Rodríguez y Estudiantes se refugiaba con todo y con un Verón que no podía más. Aunque los minutos pasaban, los blaugranas tenían el partido de cara porque ya habían entendido cómo hacer daño a los de Sabella, que no tenían otro plan que resistir. Los argentinos no querían jugar, no tenían la pelota y sólo aspiraban a que el tiempo pasara. Faltas recurrentes, y nueve jugadores detrás de la pelota. Sabella movía el banco para que su equipo corriera hasta el final. Estaban muertos y un gol del Barça los hundiría. Matías Sánchez por Benítez fue la carta que se jugó el técnico argentino. Más madera para el fortín. Ibra se lo volvió a perder y cada minuto que pasaba daba la impresión de que no sería el día. Busquets dejó el lugar a Touré y Enzo Pérez a Maxi Núñez. La úlima moneda de Guardiola fue la de Jeffren por Henry. De aquí al final, a sufrir todo el mundo. A tres del final, cuando sólo el lamento se asomaba en el horizonte, el de siempre, Pedrito, puso el justísimo 1-1 de cabeza, haciendo gala del oportunismo primero, del olfato de gol después y de una enorme clase para meter una vaselina salvadora por encima de Albil. El Barcelona encontraba su recompensa a un estilo y a una paciencia fuera de lo normal para todo lo que se estaba jugando. Rojo por Ré fue el últmo cambio de los argentinos, que no daban más. La Prórroga: Salvo milagro, la única oportunidad de Estudiantes de la Plata para ser campeón, era llegar a los penaltis. El Barça no cambiaba nada y los platenses seguían parados muy cerca de Albil porque el físico no les daba para más. Únicamente alguna escapada de Clemente en un contragolpe certero podía torcer lo que parecía irremediable. Aún así y dada sus posibilidades, lo del Pincha era dignísimo y esperar que jugaran alegres y al ataque era una quimera. Dadas las fichas en el tablero, el jaque estaba a un par de movimientos, con Messi o Ibra como verdugos del sueño argentino. Los primeros quince minutos se fueron sin que cambiara el marcador aunquecon un clarísimo dominador, el Barcelona. Quedaba un cuarto de hora para no ir al terreno que más le convenía a Estudiantes. Los catalanes eran merecedores de más y hasta la última jugada habría una oportunidad de llevarse el título sin depender de la buena o mala fortuna de los porteros y los pateadores. Demasiado premio como para jugárselo desde los once metros. El Barça iba e iba. Y llegó la justicia gracias a Vía: Goal.com
4 comentarios:
y donde dejas el 6-0 del madrid? además,llevamos mas goles a favor! tuki!
Grande BARCA!!! sin palabras....
todavia no somos capaces de entender que grande ha sido el barca esta temporada!! lo q resta es pedir q todavia quede la misma motivacion y obviamente que pep se deje la marisquera y renueve de una vez ya me tiene cagaoo jajajaja
comprate un cochino, un perro y un lorito pa q te cante la zona rolitranco e mamamguebo
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