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martes, 5 de enero de 2010

Denilson, el crack que no fue


El atacante brasileño Denilson ficha para el Betis en una suma record para la historia del fútbol, algo más de 31 millones de euros, con una cláusula de rescisión bastante más elevada confirmaban los periódicos a finales de la década del 90, una noticia que sacudía el mundo del fútbol. Una noticia, que sacudía cada publicación, una noticia que sacudió el mercado.

El sacudón era tal, que dejaba atónita a la directiva del Barcelona, que todavía estaba asimilando la ruptura de un acuerdo verbal que existía con el Sao Paulo y que no se había cerrado por que ambas partes no acordaron quien debía de pagar los impuestos.

Fue así, que en menos de lo que canta un gallo, Denilson se vestía de Verdiblanco, y llegaba a uno de los clubes más importantes de la primera división de España, un sueño cumplido para cualquier jugador. Una nueva camiseta, en un grande de España, con cifras millonarias. ¿Qué más se puede pedir?

Figura en el club brasileño, campeón con el seleccionado verde amarelho, El Crack, era una de las esperanzas de Manuel Ruiz de Lopera para hacer que el Betis gane la Liga, o, al menos, esté en los primeros puestos y es por ello que trataba de encontrar en el juvenil, goles, desbordes, recortes y festejos al por mayor.

Iluso Manuel Ruiz de Lopera. Las playas de la costa, el carnaval más famoso del Mundo, parece que eran mucho para el talentoso atacante. Extrañaba la samba. Y la noche, esa noche que no tiene fin, esos bailes en los que no podía dejar de pensar fueron demasiado e hicieron que no pueda explotar esos arranques, como aquel ante el Rió Branco en el que dejó a cuanto rival se le pusiera enfrente y definió tranquilo, sólo, porque ya había pasado a todos por encima.

Y Se fue. Así como llegó se volvió. Bajos rendimientos, pocos goles y fue cedido al Flamengo. Y regresó. Así como llegó volvió. No disfrutó de los carnavales, no disfruto de la samba. Parecía que había perdido el talento, no tenía nada que lo había catapultado a ser el más caro de la historia del fútbol.

Sin velocidad, sin ganas, sin alegría. En su vuelta al conjunto bético, logró quizás su único triunfo deportivo. Poder darle un ascenso, pero lejos de ser una pieza clave e influyente, Gastón Casas lo eclipsó siendo el goleador del equipo y la máxima estrella. Además, gracias a un Ronaldo implacable, levantaba el penta campeonato en Corea-Japón 2002, pero él sentado cómodamente en el banquillo.

El tiempo le estaba cerrando los caminos, pese a que el entrenador de turno le seguía dando oportunidades en el Betis, el brasileño no brillaba, pese a que la titularidad era de él, él no lo aprovechaba y pese a que sus actuaciones eran cada vez más pobres, la riqueza de un pasado le daba el respaldo.

Pero como en todo, el pasado puede dar respaldo momentáneo pero no por siempre, y ese siempre se acabó cuando el atacante se lesionó una de sus rodillas, fue transferido al Girondis de Burdeos en Francia, y en un abrir y cerrar de ojos, y con otro fracaso a cuestas, se fue al fútbol árabe, luego al Estadounidense, su regreso a Brazil y con lo último que le quedaba, el curioso Xi Mang Hai Phong de Vietnam, lo contrató, pero solo su aventura vietnamita duro un par de encuentros

El caso de Denilson es autentico dentro de los cracks que no fueron, porque en su momento, parecía que se llevaría el mundo por delante, con su velocidad fue el más caro del Mundo, pero se lo tomó muy a pecho y lo fue aún más veloz para desaparecer y que el mundo del fútbol se haya olvidado de aquel rápido y picante atacante.

Vía: Goal.com

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Denilson en el mundial del 98 fue imparable!

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