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jueves, 25 de marzo de 2010
El peor final posible
Durante una década Noel Sanvicente y el Caracas fueron un matrimonio ejemplar, de esos que generan envidia entre los vecinos. La buena relación permitió que los rojos del Ávila vivieran sus mejores momentos, mientras que “Chita” se transformaba en uno de los entrenadores más exitosos en el historia del fútbol nacional. Como toda pareja, Sanvicente y el Caracas tenían sus diferencias, pero estas eran solventadas gracias a los deseos mutuos de trascender. Por fortuna, los famosos trapitos sucios siempre fueron lavados en casa; sin embargo, con el paso del tiempo la brecha filosófica fue abriéndose y la situación llegó a convertirse en insostenible.
Los malos resultados hicieron las veces de detonante para que el vínculo se quebrara y lo hiciera de la peor manera posible: con duras acusaciones de bando y bando a través de los medios de comunicación. El divorcio se consumaba. Una de las quejas más duras de Chita tuvo que ver con la intención de los directivos de “manosearle el equipo”. También se refirió a los “enemigos de antes que son amigos de ahora”. Philip Valentiner, VP del club, respondió que era “su equipo” y que el gran problema era que Sanvicente “se oponía al nuevo modelo del Caracas que consistía en formar y vender jugadores para hacer rentable el negocio”.
Hay un factor X en esta ecuación: el técnico nacional, César Farías. El propio Valentiner confesó que ha venido trabajando para lograr un acercamiento con Farías tras años distantes. El objetivo, según Valentiner, es dejar atrás trabas existentes para abrirle un camino mucho más expedito a los jugadores del rojo a las diferentes selecciones. Este cambio en las relaciones molestó a Sanvicente, quien se sintió traicionado por sus jefes.
Es público y notorio que Chita y Farías se ubican en aceras opuestas, por eso el evidente malestar del ex DT capitalino. Las rupturas traumáticas suelen dejar heridas abiertas y eso es lo que precisamente está ocurriendo en el caso de Sanvicente y el Caracas. Una verdadera lástima que un ciclo tan exitoso haya terminado de esta manera, con las partes peleadas. Ahora queda esperar que el tiempo haga su trabajo y que las heridas cicatricen como corresponde.
Francisco Blavia
Vía Lider
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